Después de medio siglo de relaciones diplomáticas rotas, Estados Unidos y Cuba han vuelto este lunes a reabrir Embajadas en sus respectivas capitales. La ceremonia de izada de bandera y la celebración con invitados ha correspondido a la legación de Cuba en Washington. La enseña de las barras y estrellas estadounidense no ondeará en la misión de La Habana (de todos modos elevada a categoría de embajada también desde este lunes) hasta comienzos de agosto, cuando el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, pueda desplazarse a la isla para presidir la ceremonia.
La agenda de este lunes en Washington supone la actuación diplomática cubana más importante en EE.UU. desde la visita de Fidel Castro a la capital estadounidense en abril de 1959, dos meses después de proclamar la victoria de la revolución. Precisamente en esa visita Castro se alojó en el mismo edificio que ahora vuelve a erigirse como Embajada, en la calle que va a dar a la Casa Blanca. Poco después de aquella visita, en enero de 1961, el presidente Eisenhower rompió las relaciones con Cuba e impuso un embargo económico a la isla que aún dura –y seguirá en vigor mientras el Congreso no lo suprima.
De Laurentis y Cabañas serán de momento encargados de negocios en La Habana y Washington
El ministro de Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, ha actuado de anfitrión en una ceremonia con quinientos invitados. Entre ellos figuran miembros del Congreso, organizaciones no gubernamentales, líderes religiosos y empresarios que en los últimos años han presionado para la normalización de relaciones. «Hemos invitado a muchas personas, especialmente a quienes durante todos estos años han estado trabajando duramente por lograr una mejor relación entre Cuba y Estados Unidos», declaró Gustavo Machín, subdirector para América del Norte en el Ministerio de Exteriores cubano.
En el evento también han estado presentes los jefes de las respectivas legaciones, que desde finales de la década de 1970 tenían el estatus de Sección de Intereses (formalmente dependientes de la Embajada de Suiza), el cubano José Ramón Cabañas y el estadounidense Jeffrey DeLaurentis. Ambos han estado al frente de sus embajadas como encargados de negocios hasta que cada país nombre embajador. Probablemente el nombramiento tarde más en el caso de EE.UU., puesBarack Obama cuenta con que los republicanos intentarán poner dificultades a cualquier designación.
John Kerry no ha acudido a la izada de bandera y recepción en la embajada de Cuba, donde el discurso principal corresponderá al ministro de Exteriores cubano. No obstante, ambos mantendrán una entrevista en la sede del Departamento de Estado. Será el primer encuentro personal entre los titulares de política internacional de ambos países desde la revolución cubana. En la cita se repasarán los asuntos bilaterales. «A partir del día 20 debemos comenzar a discutir cómo encontrar soluciones a los problemas que se han acumuladoa lo largo de todos estos años», declaró el cubano Gustavo Machín.
En esa jornada ya muy repleta de actividad, Rodríguez se trasladará además a la colina del Capitolio para mantener un encuentro con congresistas.
Las muletas de Kerry
Llama la atención que las dos ceremonias de apertura de embajada no se celebren al mismo tiempo. La explicación dada desde el Departamento de Estado es que se desea que cada acto pueda teneratención mediática, sin quedar solapados informativamente. No obstante, extraña que EE.UU. aún no haya puesto fecha para la izada de bandera en su Embajada de La Habana, aplazando la ceremonia de modo inconcreto para comienzos de agosto. Existe la sospecha de que John Kerry espera a estar recuperado plenamente del accidente de bicicleta que tuvo en junio y así poder viajar a Cuba sin muletas: al parecer no desea ser retratado con ellas en fotos que quedarán para la historia.
Fuente: http://www.abc.es/ - Foto republica.com.uy