La Alianza del Pacífico, la única esperanza para América Latina

En poco menos de tres meses, la Alianza del Pacífico (AP) celebrara su cuarto aniversario. Fundada el 28 de Abril de 2011, la AP es un bloque comercial cuyo principal objetivo es promover una mejor integración entre sus miembros a través del libre comercio.

Compuesta por México, Colombia, Perú, y Chile, la AP representa un modelo de integración económica fundamentalmente diferente, si se le compara con el de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), respaldada por Venezuela, y el Mercosur, dominado por Brasil. Los cuatro miembros de la AP han rechazado completamente a estos modelos populistas que protegen a las industrias de la competencia extranjera, en vez de abrirse al libre mercado y al libre comercio.

Lamentablemente, la historia de America Latina ha sido marcada por múltiples esquemas panamericanos para integrar la región que terminan fracasando una y otra vez. Los argumentos sobre porqué estas medidas fallan abundan: factores culturales, imperialismo estadounidense y limitaciones geográficas, son algunos de los más citados. Pero estas explicaciones son deterministas, y hacen que la región se vea como una víctima de las circunstancias y no como la única dueña de su destino, del cual es. En última instancia, el fracaso de América Latina en su desarrollo e integración es su propia responsabilidad.

La principal razón de porqué el intento de muchas naciones de integrarse a la AP no ha llegado a buen puerto está relacionado con sus constantes negativas a adoptar políticas de libre comercio y de respetar el Estado de Derecho. La AP, incluso en sus inicios, representa la mejor esperanza para que América Latina pueda alcanzar una genuina visión panamericana para la región,y  así poder disfrutar de los frutos de la prosperidad económica.

La base del éxito

La AP está constituida por países que no solo tienen políticas de libre comercio, sino que además están comprometidos en promover la democracia y el Estado de Derecho. Encabezados por Chile —el país con mayor libertad económica en América Latina, y el único país de la región que se unió a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos— la AP ha dejado claro que la ruta populista para el desarrollo no está en la agenda. Aunque otros miembros de la AP no sean tan desarrollados como Chile, en los últimos años, cada uno de ellos han comenzado a dar los pasos correctos para poner sus economías en orden y tomar medidas drásticas contra la corrupción política.

El libre comercio es la piedra fundamental de la prosperidad económica. Observemos a cualquiera de los desarrollados países de primer mundo alrededor del planeta. Regímenes arancelarios bajos, pocas barreras para viajar, y controles de capital casi inexistentes caracterizan a la abrumadora mayoría.

El proteccionismo y otras barreras al comercio son primitivismo económico, puro y simple. Seguir la fórmula proteccionista es un pasaje de ida la mediocridad económica y al subdesarrollo. No hay atajos ni caminos fáciles a la prosperidad. Los países o se abren a ello, o se hunden. La Alianza del Pacífico puede mirar a la Unión Europea (UE) para inspirarse en crear un pacto de integración. Lo que comenzó como un humilde pacto comercial entre seis países, se ha transformado efectivamente en una amplia unión político-económica formada por 28 países.

Si América Latina quiere librarse de las cadenas de la mediocridad y el estancamiento, deberá seguir la vía del libre mercado

Pese a la difícil situación en la que se encuentra, la UE trajo consigo niveles históricos de estabilidad a una región que históricamente ha sido desgarrada por las guerras.

Lo que la AP puede aprender de la UE es a enfatizar una liberalización económica masiva y la promoción del Estado de Derecho entre sus miembros.

Por otro lado, la AP debería ser cautelosa de evitar seguir la visión utópica de UE de intentar unificar distintas culturas bajo un solo aparato de Gobierno o intentar centralizar la actividad económica a través de la banca central.

Durante mucho tiempo, América Latina ha estado sumida en una crisis económica. No importa la cantidad de veces que se denuncie a Estados Unidos, el hecho de que esta mediocridad es culpa de los propios países de la región es algo que no se podrá cambiar.

La Alianza del Pacífico representa una alternativa positiva al defectuoso modelo del Mercosur y otros esquemas populistas. Si América Latina quiere librarse de las cadenas de la mediocridad y el estancamiento, deberá seguir la vía del libre mercado.

No desperdiciemos esta oportunidad única en la vida. Es tiempo de dejar el populismo y proteccionismo donde pertenecen; en el basurero de la historia.

 

Fuente: http://esblog.panampost.com/