Actualmente, Chile no cuenta con recursos energéticos suficientes y competitivos para alcanzar el desarrollo esperado en las próximas décadas. Disponer de más energía es uno de los principales desafíos en nuestro país en los próximos años. Es crucial definir la política a largo plazo en esta materia, crecimiento que debe ser respaldado con energía limpia, segura y económica.

El escenario actual no es alentador. Según cifras de estudios del Ministerio de Energía, el país cuenta hoy con una capacidad instalada de aproximadamente 17 mil MW. Tomando en cuenta la tendencia de crecimiento económico al año 2020, se proyecta un aumento en el consumo eléctrico que representa el desafío de incorporar 8 mil MW de potencia al sistema. O invertimos y los generamos o el crecimiento económico se verá afectado.

Este desafío se convierte en un reto estratégico ya que Chile es un país importador de recursos energéticos, cuyos precios, en permanente alza, condicionan nuestro futuro. Como saben, nuestro país tiene uno de los precios de electricidad más altos de Latinoamérica, superiores al promedio del resto de países de la OCDE.

Actualmente, existe la necesidad de alcanzar una alianza institucional para la instrumentación de la agenda y avanzar en una verdadera integración energética regional, que es un tema pendiente en América Latina y uno de los más importantes retos como país. Por este motivo tengo verdadero interés en ver lo que pasará el próximo 17 de abril en Santiago, cuando el Consejo Empresarial de América Latina (CEAL) celebre por primera vez su Junta Ampliada en nuestro país. Un evento que congregará a destacados empresarios de la región con un foro de debate centrado en los aspectos más relevantes para la economía y el desarrollo de Latinoamérica.

El evento, titulado “América Latina: Integración Energética”, analizará la situación actual del sector y los retos que la región enfrentará en el corto, mediano y largo plazo, así como las oportunidades para una adecuada planificación energética regional, que contribuya de manera integrada a alcanzar más igualdad e inclusión, aportando a un desarrollo económico sostenible. América Latina es extremadamente rica en recursos. También en energía. Pero el desafío es poder canalizar esa riqueza en beneficio de nuestros pueblos. Para esto la integración energética es fundamental. Se necesitan políticas públicas adecuadas, un trabajo conjunto entre los actores públicos y privados de varios países y, especialmente, entre Chile y Perú. País al que debemos empezar a dejar de mirar con recelo, asumiendo su potencial como verdadero socio estratégico. Ahí está la clave.

Fuente: quepasamineria.cl