Hoy más que nunca, América Latina enfrenta la necesidad de montarse de una vez por todas en el tren de la apertura y el desarrollo o resignarse a jugar el papel, junto con los países del África, Subsahariana, de “cola del mundo” en el escenario internacional; al son de sus acostumbrados vaivenes económicos, políticos y sociales y el consecuente deterioro en el ingreso, las oportunidades y la calidad de vida de sus habitantes.